CULTIVO DE IRIS


CULTIVO DE LIRIOS DE JARDÍN


El llamado lirio de jardín, o Iris, en todas sus variedades rizomatosas, por lo general, es una planta de gran rusticidad y vigor.

La facilidad de su cultivo hace que el mantenimiento se limite la mayoría de las veces a la limpieza de la vegetación seca y los tallos florales cuando la flor se marchita, unicamente por motivo estético y sanitario.

No es exigente en cuanto a la calidad del sustrato, si bien se desarrollará mejor en suelo bien drenado que facilite su expansión y prevenga enfermedades y pudriciones del rizoma. Tenemos que pensar que el rizoma del iris es un tallo postrado, no del todo subterráneo, como ocurriría con los bulbos. Es por ello que han de plantarse casi superficialmente. 
La mejor localización para la plantación es cualquier zona con mucha exposición solar. La luz directa favorecerá la floración y evitara enfermedades. Es por ello, que debemos evitar plantar lirios a la sombra de árboles o edificios o en lugares donde no puedan recibir sol directo durante al menos unas cuantas horas al día.


La época más conveniente para la plantación del lirio es justo el momento posterior a su floración, así la planta se centra en preparar un buen sistema de raíces antes de la llegada del frío, el fin del verano y el comienzo del otoño se convierten, pues, en una buena época en lo que respecta a temperatura y disponibilidad lumínica, de esta manera se permitirá que la planta desarrolle correctamente sus raíces, almacene nutrientes, que tome vigor y que prepare yemas de flor para el año siguiente.


IRIS: TIPOLOGÍA SEGÚN TAMAÑO

Los iris de jardín tal y como los conocemos hoy son producto del trabajo de hibridadores, que con su buen hacer han conseguido distintos colores y tamaños mediante cruces de distintos tipos, especies e híbridos.Se buscaba conseguir nuevas variedades diferentes entre si, fomentando unos u otros rasgos.
Existen distintas clasificaciones por tamaños. 
La American Iris Society (AIS) utiliza tres grandes grupos: Altos, Medianos y Enanos (Tall, Median, Dwarf).
El grupo de Medianos engloba distintas variedades: Intermedios, Iris de Bordura, Miniatura Altos y Enanos Standard) Siendo así los verdaderos enanos son denominados: Miniatura Enanos.
La denominación más usada en Francia, es: Grandes, Medianos, Liliput y Enanos.


ENFERMEDADES Y PLAGAS

Estos lirios, por lo general, son plantas con unas características muy buenas de vigor y resistencia a las enfermedades.
Podemos contar con ellos a lo largo de muchos años, con unas mínimas medidas.
Si queremos proporcionar más flor, tan solo es necesario separarlos cada cuatro o cinco años; evitando también así que se agolpen unos rizomas contra otros impidiendo su normal desarrollo.
Con esta simple intervención ya estamos favoreciendo un crecimiento sano que por si mismo puede evitar enfermedades.

Aún así, es posible que algunas enfermedades y plagas puedan hacer peligrar la vida de estas plantas.

A continuación veremos algunos de los enemigos más comunes:

Hongos


La enfermedad fúngica más corriente del lirio de jardín (iris) es la heterosporiosis. Producida por un hongo (Dydimellina macrocarpa) que afea las hojas con manchas amarillentas o anaranjadas.

No suele representar un gran problema, si no está muy extendido. Tan solo restan vigor y aspecto saludable, además del mal efecto visual.
En este caso es recomendable eliminar las hojas secas afectadas, para evitar que se propague más la enfermedad y tratar con fungicidas para controlarlo. Sobre todo en épocas de mayor humedad. Recordemos que el iris no es amigo del sustrato húmedo.
Existen otras enfermedades fungicas más perjudiciales, como las pudriciones producidas por hongos como sclerotium o botrytis. Estos hongos son extremadamente destructivos sobre todo en condiciones de humedad, con temperaturas suaves.
Una manera de luchar contra ello es prevenir, tratando de proporcionar sustratos bien drenados y asegurarse que el rizoma se encuentre bien aireado y superficial. Cuando aparecen las pudriciones lo mejor es eliminar los elementos afectados asegurando que no puedan contaminar al resto de las plantas, y después tratar con algún fungicida.


Insectos que se alimentan de la savia o que devoran hojas y rizomas.

Pulgones y otros insectos chupadores producen manchitas más claras por efecto de la extracción de la savia de la que se alimentan, estas "heridillas" pueden ser focos donde más tarde pueden aparecer hongos. Cuando encontramos gran cantidad, estos animales debilitan la respuesta de la planta, e incluso malogran el desarrollo normal de hojas y flores.


Cochinillas del suelo, gusanos blancos, gusanos grises. Estos se alimentan de rizomas, haciendo oquedades y galerías, debilitando y llegando a destruir por completo el rizoma ocasionando así la muerte de la planta.



Virus y bacterias. Se podría decir que las enfermedades causadas por virus y bacterias son los enemigos más temibles. Esto es porque suelen acabar con la vida de la planta, y si no es así, muchas veces se hace necesaria la eliminación de las mismas para evitar que se propaguen a otras plantas.

Afortunadamente, estas enfermedades no suelen ser muy frecuentes, y a veces, es porque vienen acompañadas o asociadas a otros problemas, como pueden ser: exceso de agua o falta de drenaje, exceso de sombra (en aquellas especies que requieren mucha exposición u horas de luz), ataque de insectos, u otras enfermedades, fúngicas, por ejemplo.

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